Pentecostés es una palabra cuya raíz etimológica viene del griego, y que significa cincuenta o quincuagésimo. Así se señala con nombre propio a la fiesta de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, 50 días después de la Pascua.
Asimismo, con esta festividad se marca el final del tiempo pascual en el rito católico.
Es una celebración poco conocida en algunos lugares del mundo, mientras que para otros es un día feriado muy especial. Incluso, su relevancia es tal en algunas localidades que es llamada “la segunda Pascua”. Pero ¿para qué festejar al Espíritu Santo?
Pues la respuesta se basa en darle una adecuada relevancia al misterio de la tercera persona de la Santísima Trinidad que se revela con el nacimiento de la fe cristiana.

Pentecostés, la promesa de no quedar solos
Resulta interesante observar que Cristo, en su paso por la vida terrena, había ideado un plan para continuar la obra que ya Él había iniciado. Se sabe gracias a los relatos bíblicos de los evangelios que los apóstoles tenían miedo. Y Cristo, estando al tanto de esta realidad, les deja la promesa del acompañamiento (Lc. 24:46-49).
Por supuesto, que debían temer, pues el hombre que los lideraba había muerto. Y aunque le habían visto resucitado entre ellos, no sabían qué dirección tomar. Oraban y se mantuvieron unidos, pero faltaba una fuerza impulsora para llevar a cabo su misión (Hch 1).
Asimismo, Cristo mismo había nombrado a Pedro como la “piedra” sobre la cual erigir a la iglesia. Y de esa manera actuó frente a ellos al elegir un nuevo apóstol. Pero no fue sino hasta Pentecostés, 50 días después de la Pascua, que hubo un avivamiento de su fe que se transformó en obras.
En medio de sus oraciones, el Espíritu Santo se les reveló como una fuerte brisa y lenguas de fuego. Y cada uno, lleno de motivación y sabiduría, estuvo en capacidad de anunciar el evangelio desde ese momento (Hch 2).
Las representaciones del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad que es un solo Dios. Y así es reconocido por las confesiones cristianas en el mundo entero. Bíblicamente podemos conseguir diversas formas en que se manifiesta el Paráclito, como también se le conoce.
En Hch 2, 2-3 se le menciona primero como un ruido proveniente de una ráfaga fuerte de viento. Luego, le describe como llamaradas de fuego que se posaron sobre los apóstoles y María, quien les acompañaba el día de Pentecostés.
El fuego es una de las figuras más importantes para representar al Espíritu Santo. Así es mencionado en varias citas bíblicas en las que el anuncio salvífico va acompañado del fuego (Si 48, 1). O como el bautizo de fuego anunciado por Juan el bautista al referirse a Cristo y la promesa del Espíritu Santo (Lc 3, 16).
También el Espíritu Santo es representado como una unción (Lc 4, 17-18). Recordemos que otrora el aceite perfumado era ungido en grandes dignatarios, y también era utilizado para celebraciones religiosas. Entonces el Espíritu de Dios unge a sus elegidos para enviarlos en la misión salvífica.
La paloma es otro de los símbolos para representar la presencia del Paráclito. De hecho, es en una revelación de la Santísima Trinidad cuando aparece bajo esta forma, en el bautismo de Jesús en el río Jordán (Mt 3, 13-17).

Tradiciones del día de Pentecostés
Como esta es la fiesta que marca el final de la pascua, en el mundo se llevan a cabo diversas tradiciones.
Todas tienen un basamento común: hacer una vigilia. Esto significa que los fieles de parroquias católicas, así como de cultos cristianos, se congregan para pasar juntos la noche de la víspera de este quincuagésimo día.
Durante la vigilia de Pentecostés se entonan cantos, se ora con mucho fervor y se realizan representaciones de lo ocurrido a los apóstoles en el cenáculo.
En Europa, especialmente, son tradiciones que se remontan a los primeros siglos. Así que aunque en la actualidad se hayan modificado algunos de estos festejos, son un precioso tesoro en su cultura.
La pioggia di petali di rosa
Traducido al español como “la lluvia de los pétalos de rosa” es una tradición romana. Consiste en lanzar pétalos de rosas rojas desde los techos abovedados de las iglesias después de la liturgia de Pentecostés. Los pétalos imitan las lenguas de fuego que se posaron sobre los apóstoles.
Finalmente, la tradición romana se esparció desde aproximadamente el s.VII por regiones del interior del territorio italiano, perdurando hasta nuestros días.
Celebraciones en Francia
En Francia se solían hacer sonar trompetas e instrumentos de viento para simular el ruido del viento que primero se manifestó a los apóstoles.
Carreras de caballos
En el día del Espíritu Santo también se hacen romerías y festejos con degustación gastronómica. Asimismo, se organizan carreras de caballos para complementar la celebración. Se cuenta con registros de este tipo de costumbres en Inglaterra.
Del mismo modo, en Guadalajara (España) se realiza La Caballada de Atienza el domingo de Pentecostés. Su origen está en la fuga del Infante Alfonso VIII, simulando que era un arriero durante una peregrinación.
Bautizos y confirmaciones
En los cultos cristianos, el bautismo sigue siendo el sacramento de iniciación en la fe. Así que el bautizo, al ser un sello indeleble en el alma de quien lo recibe, es un acto de fe por el que se manifiesta el Espíritu Santo.
Igualmente, la confirmación es una liturgia donde la tercera persona de la Santísima Trinidad se pone de manifiesto. Con él se renuevan las promesas bautismales, pero por decisión propia. Así que en este rito se realiza la unción con óleo bendecido y se reciben los siete dones del Espíritu.
Por lo tanto, durante la vigilia se suelen llevar cabo estos rituales en los que el Espíritu Santo es el protagonista.

Para saber más de la fiesta de Pentecostés, así como de su protagonista que es el Espíritu Santo, te recomendamos consultar directamente en el texto bíblico. Puedes tomar como punto de partida el libro de los Hechos de los apóstoles y luego, la lectura de los evangelios.
¿Qué tanto más conoces acerca del Espíritu Santo y su aparición en Pentecostés?