El 12 de junio de 1935 marcaría el inicio de una era de paz para Paraguay y los países vecinos. La Guerra del Chaco llegaba a su fin tras 3 años de dolorosa confrontación que mermó terriblemente los recursos de Bolivia y el Paraguay.
Ese día se acordó el Protocolo de Paz entre Paraguay y Bolivia en un clima de esperanza. Empezando así un camino de negociación que llevaría 3 años de conversaciones diplomáticas y acuerdos impulsados sobre todo por el gran mediador Carlos Saavedra Lamas.
El 14 de junio ya era evidente en medio del campo de batalla que el enfrentamiento bélico había culminado. Así que serían otras las vías para definir el uso de la salida al mar y la delimitación del territorio en disputa entre ambos países desde el inicio del conflicto con la Batalla de Boquerón en 1932.

El Protocolo de Paz
En esa fecha, se trasmitió por la radio la proclamación del Protocolo de Paz. En este cual también se reconocía la valentía del ejército paraguayo por defender los intereses de la nación durante la Guerra del Chaco.
El general comandante en jefe del ejército en campaña José Félix Estigarribia expresó su profunda emoción por el cese de la lucha en El Gran Chaco tras 3 años de lucha continua. Asimismo, reconoció el heroísmo de los combatientes paraguayos cuya memoria será siempre honrada.
Días previos a la firma del Protocolo de Paz del 12 de junio
La violencia desatada en la zona en disputa por el control del Gran Chaco era ya estéril y no se conseguían acuerdos ni soluciones. De hecho, generó una profunda crisis económica en ambos países, aun cuando Paraguay pudo vender los excedentes de recursos bélicos a países extranjeros.
Así que en fecha 11 de mayo de 1935, en Buenos Aires, Argentina, se constituía un grupo de mediación de paz puesto que el conflicto estaba afectando a toda la región. En esta coalición participaron, con su respectiva representación, las naciones de Estados Unidos, Brasil, Uruguay, Perú, Chile y Argentina. Tomás A. Elío, representante boliviano, y Luis A. Riart, presentante de la nación paraguaya, se incorporaron al grupo de mediación el 26 de mayo, junto a Getulio Vargas, presidente de Brasil.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos que se venían haciendo a través de la diplomacia, hubo una afrenta importante el 7 de junio de 1935. Ocurrió en Ingavi, cuando el ejército paraguayo sometió y tomó como prisioneros poco más de 1,000 soldados bolivianos junto a sus comandantes.
Las reuniones de negociación y conciliación dieron sus frutos en las siguientes jornadas, hasta que el 9 de junio se pudo concretar una negociación a cabalidad.

Los sucesos del 12 junio
Una vez llegado el acuerdo en la mesa de mediaciones en la que estaban representados los países de la región junto a los disputantes, el 12 de junio de 1935 se concertó el cese a las acciones hostiles en la región del Chaco.
Es de resaltar que en el arbitraje internacional fue una figura clave Carlos Saavedra Lamas, canciller de Argentina, quien se mantuvo como mediador en los posteriores tratados limítrofes y de paz que se consolidarían tres años más tarde.
El Protocolo de Paz fue firmado a horas del mediodía con el respaldo de las naciones presentes y sus representantes: el canciller y el embajador de Brasil, José Carlos de Macedo Soares y José Bonifacio de Andrada, respectivamente; el embajador y el delegado de Chile, Luis Alberto Cariola y F. Nieto de Río, respectivamente. También respaldaron por los Estados Unidos los embajadores Alexander W. Weddell y Hugo Gobson. Del mismo modo figuran en el tratado los embajadores de Perú y Uruguay, Felipe Barreda Laos y Eugenio Martínez Thedy, correspondientemente.
Se conformó una comisión neutral que se trasladó el 14 de junio hasta el Chaco para delimitar las posiciones geográficas suscritas en el acuerdo y, definitivamente, declarar el cese del fuego en el frente de batalla.
Días más tarde se formalizó cabalmente ante las instituciones gubernamentales de cada país el Protocolo de Paz, el día 20 en Paraguay y el 21 de junio en Bolivia. A partir de entonces se establecerían nuevos mecanismos para concretar el uso del canal de acceso al mar en la zona del Chaco.

1935 a 1938, una era de acuerdos pacíficos
Posteriormente, sobrevinieron una serie de reuniones para la mediación y conclusión del conflicto por el que habían iniciado las acciones hostiles en la Batalla de Boquerón. Se trataba del dominio del Chaco Boreal, una zona que pertenecía a Paraguay tras la Guerra de la Triple Alianza, pero que Brasil no quiso reconocer como tal, cediéndola luego a Bolivia su control como compensación tras la Guerra del Acre.
Evidentemente, Paraguay quiso hacerle sentir a Bolivia que Brasil no podía cederles esta zona porque no formaba parte de su territorio. En consecuencia, ambos países establecieron fortificaciones militares para ocupar la región en disputa, hasta que la tensión entre ambos generó el inicio de la guerra.
Por lo tanto, había un objetivo principal que alcanzar: establecer los límites territoriales entre Paraguay y Bolivia manteniendo la diplomacia y en consecuencia, la paz.
1 de julio de 1935, la Conferencia de Paz
El 1 de julio de 1935 se instaló en la capital bonaerense la Conferencia de Paz. Sus protagonistas serían Bolivia, Paraguay Argentina, muy bien representada por su canciller Carlos Saavedra Lamas. Asimismo, la institución de la conferencia se llevó a cabo contando con la cooperación de los países mediadores del Protocolo de Paz. Los países participantes serían Chile, Perú, Uruguay, Brasil y Estados Unidos.
Desde el principio, Paraguay fijó claramente su posición de no ceder a Bolivia el territorio del Chaco Boreal. Esto carecía de fundamento político territorial la cesión que le fue realizada en antaño por parte de la nación brasileña.
Para evitar romper la tensa burbuja de paz, Argentina y Brasil desde el inicio de la Conferencia de Paz intentaron mantener un equilibrio sobre la situación. En primer término, no declararon a Paraguay como ganadora del conflicto, indignando profundamente a la delegación paraguaya.
Luego, en una reunión posterior efectuada en agosto 15, se presentó una oferta de negociación en la que Bolivia se comprometía a ceder parte del río Paraguay y casi la mitad del Chaco. Nuevamente, la propuesta fue rechazada puesto que las fuerzas paraguayas habían logrado recuperar estos territorios durante las batallas libradas.
En vista que no se avanzaba en cuanto al tema territorial, la Conferencia presentó otra problemática sobre la mesa de negociación. Se trataba de lo referente a la repatriación de los prisioneros bolivianos capturados el 7 de junio de 1935. Paraguay prefirió dejarlos en libertad el 21 de enero de 1936 tras recibir una indemnización monetaria por concepto del sustento alimenticio de los prisioneros.

Tratado de Paz, Amistad y Límites entre Paraguay y Bolivia
Así se titularía al documento firmado por la Conferencia de Paz el 21 de julio de 1938, tras un tiempo de recesos y nuevas negociaciones. El evento se llevó a cabo también en Buenos Aires, Argentina.
Se contó con la participación y firma de los países mediadores en el estatutario. Por Bolivia, dejaron la estampa autógrafa Eduardo Díez de Medina y Enrique Finot, mientras que en representación del Paraguay lo harían Cecilio Báez, José Félix Estigarribia, Luis A. Riart y Efraím Cardozo. Nuevamente sería Carlos Saavedra Lamas el lazo más fuerte de la cumbre de países, lo que en el futuro le valdría ser galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
El punto más importante en la agenda sería el mantenimiento de los valores autónomos y democráticos en la región, dejando de lado las ideas arcaicas de obtención de territorio a través de acciones hostiles.
Como resultado final, se llegó al acuerdo de olvidar las pretensiones bolivianas de dominio absoluto del Chaco, aunque Paraguay se vio obligada a ceder 110.000 km2 de territorio ganado durante los enfrentamientos en la guerra. Tampoco hubo deudas que pagar, pero el agotamiento político y social era evidente, así como la crisis económica que tocaría enfrentar.

Carlos Saavedra Lamas y su rol en el Protocolo de Paz
En 1932 Carlos Saavedra Lamas llegaría a la cancillería argentina, asumiendo su posición en un momento crítico tanto en la región como a nivel mundial. Para entrar en contexto, se estaba atravesando por la Gran Depresión, una profunda crisis económica de alcance mundial que se extendió durante la década de 1930. Además, galopaban por el Viejo Continente las crisis ideológicas y políticas que le harían entrar en otro gran desastre: la II Guerra Mundial. Ante este panorama, las tensiones entre países a escala mundial era creciente y ante cualquier conflicto, por pequeño que fuese, el estallido bélico era inminente.
Así que la salida diplomática significaba todo un reto, sobre todo pisando con suavidad la línea de la mediación sin caer en el intervencionismo. En este orden de ideas, la política de buena vecindad presentada por Franklin D. Roosevelt sería determinante para transitar la vía de la diplomacia entre países vecinos. Así que Saavedra Lamas emplearía el panamericanismo como el método político ideal para manejar esta situación. Sin embargo, Estados Unidos no desaprovecharía la oportunidad para mantener cierto liderazgo en la resolución del conflicto.

La personalidad del canciller argentino
Saavedra Lamas se podía ver como un hombre equilibrado que no se dejaba abrumar solo por sus ideales. Él supo darle preponderancia a las acciones prácticas ante los hechos políticos que afectaban a Argentina. Y parte de esos hechos era la tensa situación que golpeaba al sur del continente americano por el conflicto entre los países colindantes.
Es así como desde el inicio de su rol como canciller opta por la paz de la región, siendo este el talante del progreso para Argentina en los años venideros. La mismísima Sociedad de Naciones dirigió su mirada ante los esfuerzos y estrategia establecidos por el canciller argentino en la resolución de la contienda.
De una manera sutil, la voz de Saavedra Lamas se hizo escuchar por encima incluso del liderazgo que pretendía jugar Estados Unidos en la Conferencia de Paz. Así que aunque no le dejó fuera de ella, tampoco permitió que sus intereses se mantuvieran por encima de los de la región.
De esta manera subrayó su repudio al internacionalismo moderno, ya expresado ante la Sociedad de Naciones en 1935. Las disputas limítrofes de los países suramericanos eran un problema regional en el que no permitiría la preponderancia de los intereses de los Estados con mayor poder económico a nivel mundial.

La estrategia de Saavedra Lamas para enmendar el conflicto
La gestión de Saavedra Lamas se centró en darle un nuevo giro al llamado Pacto ABC concertado en 1915. Este era un Pacto de No Agresión, Consulta y Arbitraje que toma las iniciales ABC de Argentina, Brasil y Chile. Su idea sería promover la política de cooperación exterior, así como la mediación y la no agresión.
Por lo tanto, el canciller argentino marcó en su agenda una estrategia que puede puntualizarse en varios propósitos:
En primer término, limitar el predominio de los intereses estadounidenses en la región a través del establecimiento de un trato justo entre los países en conflicto y los países vecinos.
Como segundo punto, corregir la composición de las comisiones neutrales, haciendo prevalecer la diplomacia ante los objetivos económicos.
También se ocupó en anticipar a la comisión del Protocolo de Paz que sus intenciones no serían ni el repudio ni las sanciones a Paraguay y Bolivia, sino restablecer la paz entre ambos países. No estaba dispuesto a permitir que la presión internacional afectara el proceso de pacificación en la región del Chaco.
Saavedra Lamas fue un visionario que propuso, en varios momentos, la consolidación de una fuerza especial para enfrentar de una manera militar razonable los conflictos armados entre naciones. Su planteamiento es similar a las actuales fuerzas de los “Cascos Azules” con los que hoy cuenta la ONU.
Fue así como se sentó un precedente en el ejercicio de la diplomacia para evitar las acciones armamentistas, pero manteniendo un profundo sentido del equilibrio en cuanto al modo de enfrentar los problemas entre Estados.